domingo, 15 de julio de 2012

La verdad de Bernardo Cappa- Comentario

Teatro Beckett, Buenos Aires, Argentina
La Verdad de Bernardo Cappa
"La Verdad" nos cuenta una historia aparentemente cotidiana. Una pareja y su mejor amigo salen de campamento. Arman una carpa, reposeras, una mesita para cenar. Sin embargo, en el correr de la noche, se irán sucediendo hechos que nos proponen interrogarnos sobre la  propia naturaleza humana y sus relaciones. La irrupción de dos hombres ajenos al grupo, traerá consigo confusiones verbales y situacionales que interpelarán a la búsqueda de respuestas por parte del espectador.

Bertani, Chadad, García, Piacenza y Tamburrano juegan un naturalismo escénico interesante, en el que le ceden el espacio al audiovisor para que sea él mismo, quien cierre las historias y los cuestionamientos. La cotideaneidad de las acciones hace creíble la puesta, aunque en ciertas circunstancias el espectador necesitará que los personajes reaccionen a hechos en los que se mantienen pasivos. Esto generará en el otro una ansiedad bien lograda por el dramaturgo.

A nivel de puesta, a primera vista observamos una carpa gigante que ocupa casi la totalidad del escenario. El elemento es claramente llamativo, y desde el instante en que el espectador ingresa y se va ubica en su butaca es interpelado por el objeto: "¿Qué hay dentro? " Al estar ambientado en una noche a la intemperie, las luces son tenues a lo largo de toda la obra, hecho que por momentos puede molestar al audiovisor. De todas maneras, pareciera que el mismo termina acostumbrándose y sellando el pacto con la propuesta.
Por momentos se hace difícil ver los rostros de los personajes, sobre todo desde la mitad de la sala para atrás. Una mayor iluminación sería útil para no perder ciertos gestos que van surgiendo en las diversas situaciones que atraviesan. La visión de la entrada y posicionamiento de los actores restantes queda atrapada y "tapada" por los pies de la carpa.


Un laberinto discursivo surge a través de los distintos textos que se van sucediendo y en ese entramado de palabras la risa se hace presente, generando un pacto interlocutivo entre actores y espectadores. La comunión entre ambos actores sociales es el mayor logro de Cappa.


La Verdad, de Bernardo Cappa
Actúan: Martín Bertani, Yamil Chadad, Christian García, Soledad Piacenza y Ricardo Tamburrano.
Sábados 20 hs. Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556.
Reservas: 4867-5185


martes, 10 de julio de 2012

(Salvajes)Hombre de Ojos Tristes- Comentario

Un hombre asfixiado por el calor del tren en el que viene viajando, desciende impulsivamente para tomar agua. No consigue, se ahoga, siente que no puede dar un paso más. Casi se desmaya, necesita beber... agua, vino, soda, lo que sea para calmar la garganta que se resquebraja. Cada segundo es peor, y de repente, la aparente salvación: los hermanos Flick. Dos hombrecillos, que se mueven en combo, dos piezas de ajedrez que parecen ser impulsadas por una dialéctica siniestra. Un arriba y un abajo, una complementariedad de hermanos que parecen ser la salvación de la lucha interna contra la necesidad más básica.
Sin embargo, estos topos verborrágicos tienen otro esquema pensado para el viajante. A través de un laberinto discursivo y tortuorio lo confundirán conduciéndolo hasta los brazos de mujer vestida de rojo, que lo único que tiene para ofrecerle es soledad, angustia, y un poco de agua intoxicada de la plancha.

(Salvajes)Hombre de Ojos Tristes se basa en la obra del actor y escritor austríaco Händl Klaus. Dirigida por Ernesto Martínez Correa y Lourdes Rodríguez Santaella, esta pieza se centra en la madre de todas las ciencias sociales, la filosofía. Desde el comienzo, el espectador no deja de preguntarse por los estados anímicos por los que transita el protagonista de un infierno que no solo tiene que ver con lo externo, sino con una reflexión hacia la introspectiva. Los deseos son sentenciados por la necesidad, para el personaje no hay un cuestionamiento filosófico consciente, el mismo se va construyendo en la mente del espectador. Gunther se deja llevar como un pañuelo por el contexto que lo rodea, intenta escaparse, para luego volver a caer en las garras de la verborragia absoluta. La interpretación de los hermanos Flick de mano de Gonzalia y Gilmore, nos adentra en ese sube y baja de la mente. Los miedos y la hipocondría lo meterán por momentos en su rol de médico. Sin embargo, terminamos viendo un hombre que en su desesperación, transita por todos los sentimientos de alguien que está al borde del abismo.

Teatro Austríaco en Buenos Aires, Capital Federal

Una puesta sencilla pero intrigante nos recibe en esta estación de tren que se convierte en casa de familia y en  terapia intensiva. Intepretaciones correctas. Destacables: Gonzalia y Gilmore.
El frío intenso de la sala, contrarresta con el calor agobiante que sufren los personajes. Una puesta de luces, rara...
Una obra para repensar y cuestionarse desde lo más íntimo.

(Salvajes) Hombre de ojos tristes
Viernes 23 hs.
Espacio cultural Pata de GansoZelaya 3122